31 de octubre de 2010

Autoayudada

Paolo Coleño


Qué horror, cómo hacían cuando la comunidad ayudaba al crecimiento de cada persona, se preguntaba. Valorar la ayuda mutua, qué disparate, se decía. Luego, cuando esos extraños vínculos se esfumaron, llegó dizque la ayuda divina, que de los cielos descendía y de las tribulaciones de la vida sacaba a la gente, qué locura, repetía. Ella se dio cuenta de que dicha ayuda, a veces, muchas veces, no llegaba y, por su puesto, comenzó a dudar. Dejó entonces la ayuda de los cielos a un lado.

Ahora tiene en su poder el recurso de la autoayuda. Se esfumó el prójimo, y también el dios  de barba, y quedó sola, pensando, entonces, cómo se ayudaba a sí misma. Encontró libros, muchos libros, de personas que se autoayudaban y daban las claves para que los otros se autoayudaran. Los leyó todos.

Primero, supo que los otros no eran de fiar, incluido Dios. También supo, según le dijeron quienes se habían autoayudado (en sus libros y en sus emotivas charlas), que al otro lado de esa ayuda que se prestaría a sí misma estaba la felicidad. Vio cómo ellos, que tanto se autoayudaron, consiguieron bastante dinero con las autoayudas que sus lectores se prestaron a sí mismos por medio de los libros y las charlas para la autoayuda de los otros. Ellos ahora no trabajan, solo se autoayudan y autoayudan a otros, así suene contradictorio, como lo es el universo que conspira.

Lleva ya tiempo con su proceso interno de autoayuda. Algunos amigos le dicen que está algo autista. Ella no los escucha, pues son un ruido externo que interrumpe su progreso. No responde llamadas, ya no trabaja, no habla con nadie, pues son factores que podrían distraerla de su autoayuda, que, como se puede certificar, va por muy buen camino.

Sola con ella, ayudándose siempre, no necesita, para nada, de los otros. Le dicen que los libros de autoayuda y las charlas son una ayuda externa, pero no, ella no se deja distraer con mensajes negativos de gente envidiosa. No dejará de leer sus libros de autoayuda ni de ir a sus charlas de los jueves en la noche, que ni crean, se dice. Seguirá fiel a los maestros de la luz propia. Es una mujer constante, ya ha memorizado con todo su esfuerzo los principios, bueno, el principio (todo está en ella), e interiorizado los 10 pasos hacia la felicidad. 

Mientras vaya a sus charlas y tenga en su mano el preciado libro con el secreto será la mujer original que siempre ha soñado, esa que todos mirarán, y dirán, Cómo se ha ayudado, es igualita a Chopra.



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