27 de agosto de 2010

Cuando un hombre muere

Cuando un hombre muere, transita del reino de la libertad al reino de la esclavitud. La vida es la libertad, por eso la muerte es la negación gradual de la libertad. Primero la mente se debilita, luego se ofusca. Los procesos biológicos en un organismo cuya mente se ha apagado continúan funcionando durante cierto tiempo: la circulación de la sangre, la respiración, el metabolismo. Pero se produce una retirada inevitable hacia la esclavitud: la conciencia se ha extinguido, la llama de la libertad se ha extinguido.
Las estrellas del firmamento nocturno se apagan, la vía láctea desaparece, el Sol se ha apagado, Venus, Marte y Júpiter se esfuman, el océano se petrifica, millones de hojas mueren, el viento deja de soplar, las flores pierden su color y aroma, el pan desaparece, el agua desaparece, el frío y el calor del aire desaparecen. El universo que existía en un individuo ha dejado de existir. Ese universo es asombrosamente parecido al universo que existe por fuera de las personas. Es asombrosamente parecido al universo que todavía se refleja en las cabezas de millones de seres vivos. Pero aún más sorprendente es el hecho de que ese universo tiene algo en él que distingue el rumor de sus océanos, el perfume de sus flores, el susurro de sus hojas, los matices de su granito, la tristeza de sus campos otoñales, y el hecho de que existe en el seno de las personas y, a la vez, existe eternamente fuera de ellas. La libertad consiste en el carácter irrepetible, único del alma de cada vida particular. El reflejo del universo en la conciencia del ser humanos es el fundamento de la fuerza del ser humano, pero la vida se transforma en felicidad, libertad, se convierte en valor supremo sólo en la medida en que el individuo existe como mundo que nunca se repetirá en toda la eternidad. Solo se puede experimentar la alegría de la libertad y la bondad cuando encontramos en los demás lo que hemos encontrado en nosotros mismos.

Vida y destino. Vasili Grossman.  

7 comentarios:

  1. Yo espero que la muerte sea la que traiga libertad, cuando ya no hace frío ni calor, cuando no hay hambre, cuando no hay tristeza. Porque aunque ya no haya alegría, ni olor, ni sabor, ni amor; espero que haya un descanso infinito, que haga que el alma de quienes se van, vuele en libertad absoluta.
    Gracias por la compañía hoy y siempre.

    ResponderEliminar
  2. Ayy no estoy de acuerdoooooooooooooo jajaja

    ResponderEliminar
  3. Yo estoy de acuerdo, pues como está escrito arriba, creo que cuando uno se muere no queda nada, y Grossman lo describe de una manera hermosa que me dejo sin aliento. La verdadera libertad se da cuando se vive, es posible recrear las ideas (aún en el ambiente más pesado, uno es libre de pensar lo que quiere), disfrutar de cada detalle de la vida, estar y compartir con los otros... Después de la muerte no hay libertad, pues ya no hay nada.

    ResponderEliminar
  4. Yo no me atrevería a afirmar algo que nadie sabe ni conoce. Quisiera pensar que hay un después, cómo... no lo sé, pero si quisiera creer en una libertad de espiritu con un vuelo eterno, sin más dolor, sin más miedo.

    ResponderEliminar
  5. Es verdad que nadie sabe qué pasa después. Grossman toma lo que las diversas ciencias dicen: que esto acaba acá. Por lo observable, cerebro y conciencia (o alma) están ligados. Cuando el cerebro se afecta se afecta la conciencia (se infiere que cuando el cerebro se apaga la conciencia se esfuma). Esta idea de la muerte de Vasili Grossman surge después de haber sido víctima del fascismo nazi, de haber estado en el límite de la existencia como ser humano, de haber observado la muerte en las cámaras de gas después de uno de los máximos intentos de deshumanización (tanto de la víctima como del victimario) del que se tiene registro.

    Grossman sabe que es muy duro pensar que no hay nada después, eso duele, puede dar mucha angustia. Esperaríamos, según lo que expresa en su novela, que hubiera un más allá, algo donde el ser humano permaneciera. Esas respuestas, plantea, nos las han dado las diversas religiones, donde esta vida es solo un paso par algo más grande, para algo feliz, para la suprema libertad. Para él es bella la idea de la vida sin un más allá que la propia vida humana, sin pensar que vamos para otro lado: simplemente estamos acá un rato y listo. Le parece a Vasili Grossman que le da un valor muy bonito, pues la vida humana se vive por ella misma, no como una estación para un después. Ella, según esa idea, es el antes y el después. Por eso cada vida humana vale tanto para este autor.

    ResponderEliminar
  6. Me parece una bonita teoría viendola con los ojos del autor.
    Creo de todas formas que cualquier cosa que se diga al respecto es una especulación, una teoría..pero no hay una sola manera de probar que sea cierto lo uno o lo otro: la continuidad del espiritu en libertad absoluta ó el final de la existencia sin ningún más allá.
    Las dos cosas me parecen bonitas, según como se miren, y aún así, meras especulaciones.
    Claro que son muchas cosas en la vida las que son simples elecciones; es decir, yo decido creer y cuando decido creer es porque no tengo certeza y aún así a eso le apuesto.
    Como dice la canción..."yo creo en muchas cosas que no he visto, ustedes también, lo sé. No se puede negar la existencia de algo palpado, por más etero que sea. No hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero. El único gesto es: creer ó no, algunas veces, hasta creer llorando".

    ResponderEliminar
  7. Interesante. El mismo escenario sobre la pregunta de la existencia de Dios. http://www.youtube.com/watch?v=h4yR7isK4bk

    ResponderEliminar